miércoles, 29 de octubre de 2008

Sobre Bernardo Roca Garzón
(Extraído de la Biografía de Daniel Alcides Carrión)


La segunda etapa, de Chicla a Lima la realizaba por vía del Ferrocarril Trasandino, llamado Ferrocarril Central en el Gobierno de Andrés Avelino Cáceres (1886-1890). La construcción de este ferrocarril está considerada como excelente en la ingeniería contemporánea. Es la línea férrea más alta del mundo, sube a 4,829 m.s.n.m. Comparada con otras de altitud elevada se menciona en Europa, la línea de los Alpes bermenses a 1120 m.s.n.m. y en Asia en los Himalayas llega a 2300 m.s.n.m. Esta travesía fue trascendental en la vida de Carrión.

Para apreciar la relevancia que tiene la construcción de este ferrocarril en la vida nacional es oportuno referir que este proyecto tiene su inicio el 18 de diciembre de 1859 en el Gobierno del General Ramón Castilla (1858-1862) que por Decreto Supremo designó una comisión para que realice el estudio. La Resolución Legislativa de 11 de abril de 1861 autorizó la construcción de la indicada línea férrea. En 1868 durante el Gobierno de José Balta (1868-1872) el concesionario ingeniero Enrique Meiggs propuso efectuar el estudio sin costo para el Estado.

La comisión encargada para evaluar la licitación de la obra estuvo integrada por los ingenieros Federico Blume, Felipe Arancibia y Walter Morris. Los encargados de redactar el proyecto fueron los señores Bernardo Roca y Garzón, Juan Mariano Goyeneche y Gamio y Daniel Ruzo; también intervino el Dr. Manuel Toribio Ureta como Fiscal de la Corte Suprema.

La propuesta aceptada fue la presentada por los señores Montero; pero como no cubría la seguridad de la construcción ni el mantenimiento de la misma, se escogió la opción ofrecida por el ingeniero Enrique Meiggs, el 18 de diciembre de 1869. Siendo ministro de Hacienda Don Nicolás de Piérola, se firmó el contrato el 18 de diciembre de 1869.

El 1 de enero de 1870 el presidente José Balta puso la primera piedra en la Estación de Monserrate y se encargó al ingeniero Ernesto Malinowski la ejecución de la obra.

BATALLA DE LA RINCONADA

Pedro José Roca y Boloña, dueño de la Hacienda Vásquez, ubicada en el Valle de Ate Bajo, a inmediaciones de “La Rinconada”, recibió despachos de Coronel de la Reserva y el mando del Batallón número 24 del Ejército de Reserva de Lima siendo uno de los primeros en acudir al alistamiento en masa que decretara el entonces Presidente de la República Don Nicolás de Piérola Villena el 17 de junio de 1880. A partir de ese momento, participó en los febriles preparativos para recibir e impartir instrucción militar, ya que el ataque enemigo a la ciudad de Lima era inevitable luego del combate de Angamos que diera a los chilenos el dominio absoluto del mar.

El 5 de enero, días antes de las decisivas batallas de San Juan y Miraflores, varias unidades de la escuadra chilena, la O’Higgins, la Toltén y la Santa Lucía, entre otras, cañonearon al pequeño puerto de Ancón, como preludio de un inminente desembarco. Roca y Boloña, al mando de sus hombres y con la débil pero eficaz ayuda de cuatro cañones, que no podían rivalizar con la poderosa artillería del enemigo, frustró la maniobra de los chilenos que pretendían convergir sobre Lima al mismo tiempo que por el norte y el sur.

El Coronel Roca y Boloña dispuso que la fuerza a su mando marchara hacia la hacienda de su propiedad – La Hacienda Vásquez- con el propósito de re aprovisionarse de alimentos y municiones para contener a un contingente enemigo de dos mil hombres, de las tres armas, al mando del Coronel Orozimbo Barbosa, que había partido de su campamento ubicado en Pachacamac nuevo.

Los chilenos siguieron el camino ancho y llano que hay en el fondo de la quebrada de Manchay, el cual se bifurca en dos senderos que pasan al pie de un pequeño cerro que obstruye su curso, lugar conocido como Portachuelo de Manchay. De allí, el camino volvía a tomar su ancho anterior y conducía a la Rinconada de Ate. En donde hoy se ubica la urbanización El Sol de la Molina, en lo que fuera la Hacienda Vásquez, el Coronel Pedro José Roca y Boloña, al mando del Batallón Pachacamac, trabó combate con los efectivos de Barboza que eran ampliamente superiores en número.

A las 7:45 a.m., del 9 de enero de 1881, se presentó la división Barboza por la Pampa Grande (donde hoy están las areneras, La Musa, la laguna de La Molina y La Planicie) y ante la tenaz resistencia peruana, optaron por retirarse a Lurín, perdiendo 25 soldados. De los nuestros cayeron un número similar de hombres entre los cuales se encontraban tres oficiales.
A la retaguardia estaba la batería del Cerro de Vásquez con piezas de grueso calibre. Además se contaba como obra defensiva con una línea de defensa tendida a 100 metros de la casa hacienda de La Rinconada, que cerraba todo el acceso al valle de Ate, pues estaba flanqueada a ambos lados por sólidas prominencias donde se planeaba instalar artillería y se usó al Batallón Pachacamac a falta de peones o unidades de ingeniería. La línea consistía de una zanja de 2 metros de ancho por 1 y medio de profundidad, y de un parapeto de sólida piedra de cantería ubicado un metro detrás de la zanja, capaz de cubrir completamente a los soldados. Más o menos seguiría una recta entre lo que hoy son el cementerio de La Planicie y el parque del cañón de La Rinconada.
Mientras tanto los chilenos ganaron sin oposición las alturas de la línea de defensa, flanqueándola por derecha e izquierda. Iniciaron el ataque con fuego de artillería, y posteriormente la caballería abrió fuego desde las alturas. La Batalla duró más de cinco horas y El Batallón Pachacamac, compuesto por 250 hombres, resistió por 2 horas hasta que a caballería flanqueó por el cerro de Melgarejo (o Huaquerone) y amenazó con caer por la espalda de la línea peruana, así que se optó por dar la orden de retirada. En esas circunstancias hizo su aparición la brigada de caballería del Comandante Millán Murga, que participó así en la última media hora de batalla. El enemigo se apoderó de la hacienda Melgarejo (actual sede central del Banco de Crédito del Perú) y propiedad de Don José de la Riva Agüero y Looz Corswaren, del cerro de la Hacienda la Molina (debe ser el que hoy divide los distritos de Surco y La Molina) y persiguió a los dispersos del Batallón Pachacamac y de los 50 hombres montados de la tercera brigada de caballería, operación en la que tomó varios prisioneros.
Fuentes: Diario el Comercio, 20.03.1996 Autor: Héctor López Martínez
Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana. Autor: Gustavo Delgado Matallana